Este es un libro que recomendamos especialmente para jóvenes lectores. El título del libro “Los niños 6”, tan preciso como distópico, nos anticipa que los protagonistas serán niños enfrentados a una realidad devastadora e incompresible.
Una mañana, lxs protagonistas descubren que todxs lxs adultxs han muerto y que tendrán que empezar su historia desde esa fatalidad. Las explicaciones frente al evento no son claras ni suficientes; hay hipótesis que, en todo caso, los empujan a continuar en medio de ese escenario post apocalíptico lleno de cuerpos e incendios con los que no saben qué hacer.
Mientras avanzan por la ciudad, tácitamente, los seis niños se irán conformando como grupo. Al llegar a una plaza, reunidxs alrededor del fuego, Devlin de casi diez años, el mayor en edad que ha sobrevivido, se convierte en líder junto a su hermana menor, Mina. Dado que ella es ciega, él le irá contando todo lo que ve. Es así como vamos leyendo lo ocurrido, a la vez que descubrimos el vínculo potente y hermoso de ellxs a pesar del escenario y la reflexión sobre los grises-oscuros de la adultez.
Devlin maneja su don con absoluta naturalidad, como si el mundo fuera un teatro o una perfomance permanente, él sirve como puente para hablar con lxs muertxs. Ellxs se transforman, y transforman a los niños en cada retorno. Esto marcará una transmutación continua de las voces, de quienes narran, del espacio, de la conciencia en ellxs: sobre sí mismxs y el mundo.
A contracorriente de la inocencia y la liviandad con que se romantiza la infancia, Ball nos recuerda que toda edad, todo “juego” entre pares, puede ser ambiguo y esclarecedor a su vez, y que de acuerdo o sin importar las preguntas que nos hagamos en la vida, la premisa siempre será tratar de mirar el mundo sin los lentes adormecidos o (auto)impuestos.
Reseñó: Adri Mendoza
