Cuarentenario con Gustavo Yuste

Hoy: Gustavo Yuste, Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), periodista y escritor, quien desde marzo dicta un taller anual sobre poesía en La Libre.

¿Qué estás leyendo y qué tienes en tu lista de lecturas?

Al contrario de lo que pensaba, aproveché esta cuarentena más para releer que para leer cosas nuevas. Creo que tiene una doble explicación: la concentración es más y también cierto sentimiento de reparo que tiene la relectura, encontrarse con algo que nos conmovió en otros tiempos, cuando éramos otra persona y el mundo era otro. Releí por enésima vez Voces, de Antonio Porchia, el cual recomiendo para combatir la ansiedad de la cuarentena. También releí muchos poemas de Fabián Casas, Vicente Luy, Mary Oliver. También estoy releyendo La fascinación de las palabras, el libro que es un diálogo entre el periodista uruguayo Omar Prego y Julio Cortázar, hay definiciones muy interesantes que se aplican al contexto actual. En materia de “libros nuevos”, estoy leyendo Anagramas, de Lorrie Moore, cuando la cabeza me lo permite. Al poder hacer cuarentena con mi compañera Tamara Grosso, que también escribe y es una muy buena lectora, nos motivamos mutuamente en ese sentido. 

¿Estás escribiendo? ¿De manera ordenada? ¿Caótica? ¿A través de ejercicios de escritura?

No suelo seguir ejercicios de escritura, siempre escribo de manera desordenada pero lo más constante posible. Sin embargo, desde que empezó esta situación no quise forzarme a ser productivo para “aprovechar el encierro”, porque una suerte de trampa que puede empeorar la situación. Lo que escribí, surgió de una necesidad o de una búsqueda más allá de la actualidad y del encierro. También siento que es un buen momento para editar cosas antiguas o que estábamos dejando enfriar en la ventana hace unos meses ya. Por ejemplo, terminé de ordenar unos poemas que escribí a manera de diario de un viaje a Cuba que hice hace 6,7 meses. Parecen de otra vida, en otro mundo.

¿En qué proyectos inconclusos o por arrancar estas aprovechando tu tiempo en estos momentos?

Esto también viene un poco en relación a lo anterior, no me quise poner una meta productivista. Hay textos muy interesantes del filósofo surcoreano Byung – Chul Han en donde define y discute a la “sociedad del rendimiento”: cómo nos valoramos por lo productivo que somos, por lo emprendedores, por cómo nos autoimponemos metas todo el tiempo como si realmente fuéramos responsables de nuestro destino todo el tiempo. Eso, aplicado a este contexto de un mundo casi paralizado y una economía incierta, se ve aún mejor: todo cambia y se derrumba, pero nosotros seguimos presionándonos como si todo dependiera de nuestra actitud. La eterna pregunta: ¿Somos nuestros propios jefes o nuestros propios cadetes? 

¿Qué sientes que hace el feminismo o el transfeminismo en éste momento por vos, por todes?

No creo ser una voz necesaria ni autorizada para hablar de ese tema, pero puedo decir que desde hace ya bastante tiempo los distintos feminismos ayudaron a repensar la solidaridad y horizontalidad como herramienta social y también como método de lucha. En este contexto incierto, los puentes que se están tejiendo a pesar del encierro tienen que ver con eso que se militó tanto en las calles, siendo la lucha por el aborto legal seguro y gratuito uno de los mayores exponentes. No es casualidad, en cierto punto, que la última gran movilización social antes de las medidas de aislamiento solidario haya sido la del 8M. 

Trata de poner en palabras que gestualidades y sensaciones te ha generado y te está generando lo que va de esta cuarentena…

La ansiedad y el miedo son los dos grandes sentimientos que esto me está generando. Miedo en el sentido menos caótico, pero sí más real: no saber realmente qué va a pasar y cómo. ¿Después de esta cuarentena va a seguir todo igual? ¿Vamos a vincularnos de la misma manera dentro de las relaciones laborales? ¿Se va a seguir permitiendo que el sistema de salud público tenga tantas carencias? Son muchas preguntas para hacerse dentro de un contexto de un país debilitado por los cuatro años de políticas económicas irresponsables que llevó el macrismo y por una batalla cultural que se sigue brinando en muchos frentes: ¿Sirve aplaudir a lxs trabajadorxs de salud y después votar a quienes los vacían de recursos? Por otra parte, siempre fui alguien que tiende a la melancolía, por lo que esta cuarentena no hace más que potenciarlo. Una pregunta en voz alta: ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que podamos abrazar a alguien que no conocemos?

¿Qué pensas de la relación que tiene el escribir o leer, generalmente encerrade o en soledad, y la cuarentena?

La relación podría pensarse como la ideal: ahora que nadie me molesta, voy a leer o escribir todo lo que no podía antes. Pero, como ya se habrán dado la mayoría de lxs escritorxs y lectorxs, no es eso lo que está pasando. También hay que tener la disponibilidad y la atención. La soledad y el silencio son elementos necesarios, pero no son los únicos. 

¿Por qué es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo?

Porque el fin del mundo genera menos incertidumbre: si se termina, se termina. En cambio el fin del capitalismo va a depender de más esfuerzo de nuestra parte, de repensar vínculos afectivos, de poder, de nuestra relación con los consumos y los objetos. No sé si hay muchas personas dispuestas a eso, y tampoco es cuestión de juzgarlas: nunca hubo un ambiente propicio para cuestionar esa suerte de status quo.  

*ACLARACIÓN: antes de la cuarentena había empezado el operativo de unificar mi biblioteca en una sola casa, ya que ahora quedó divida en dos casas, en diferentes ambientes. Pero quedó trunco. Con mi compañera, Tamara Grosso, llegamos a hacer este orden. Sería apenas ¼ del total. 

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