Reseñas Breves #14

Sobre La larga noche de Francisco Sanctis de Humberto Constantini:

En uno de sus cuentos, Humberto Constantini crea la ilusión de que un autor puede dialogar y discutir con sus personajes. Pirandello ya lo había hecho en el teatro, pero Constantini utiliza este recurso con otro fin. El autor de La larga noche de Francisco Sanctis es uno de esos autores cuyas opiniones sobre la vida y cuyo concepto sobre la literatura no difieren. En el cuento al que nos referimos un personaje es citado por ser demasiado especulativo, por estar demasiado sujeto a elucubraciones inútiles. Su autor lo cita porque cree que eso no tiene esencialmente que ver con las experiencias vitales que debiera transmitir la literatura.

Borges escribió que “hay un instante capital en la vida de todo ser humano, el instante en que ese ser humano sabe exactamente quién es”. No sé si hay algún instante en que sabemos “exactamente” quiénes somos, pero hay instantes capitales en que nos llegamos a conocer, al menos más profundamente de lo que nos conocíamos. Podríamos decir que Francisco Sanctis, el personaje de esta novela, vive uno de esos instantes.

Uno de los personajes de Los hermanos Karamázov profiere en un determinado momento una frase algo conocida y harto enigmática: “todos somos responsables de todo por todo ante todos”. No existe la posibilidad de que alguien no sea responsable ante cualquier tema o cualquier problema de cualquier ser humano; no existe la posibilidad de que sus actos no sean, directa o indirectamente, una elección y una decisión al respecto. El capitalismo encubre esta realidad con la triste ilusión de que somos “individuos”. Como Hamlet, Francisco Sanctis vivirá uno de los momentos capitales de su vida en unas pocas horas, cuando una circunstancia que quiebra la rutina prosaica de su vida lo desengañe y le enseñe que no es un individuo sino un ser que se constituye en relación a otros en cada una de sus elecciones.

Podríamos decir que toda la novela consiste en construir ese instante en que este personaje no puede evitar el enfrentarse consigo mismo, con su época, con las mujeres y con los hombres que configuran su sociedad, con la política, con su pasado, con sus miserias y sus cobardías y con sus sueños olvidados y con su mediocridad. Esto sucede, y aquí reside una virtud de esta obra, menos por la fatalidad de las circunstancias que por la conjunción de las circunstancias y la historia de su vida, que es la conjunción de su alma, que él desconoce, y su conciencia, que es lo que evoluciona a lo largo de los capítulos.

Sartre, cuyas ideas son el trasfondo de esta reseña, pensaba que cada acto que ejecutamos nos compromete ante la humanidad entera. Constantini confirma el sentido de esa frase a través de una novela que, entre sus grandes virtudes, está la de haber sido construida con expresiones tomadas directamente de la calle. He aquí uno de sus pasajes:

“Sabe por otra parte [Francisco Sanctis] que no es demasiado difícil esquivar la puertita, desentenderse perfectamente de la mojada de oreja, y que el mundo no va a venirse abajo por eso. Pero intuye también que al esquivarse, al no trenzarse en un definitivo mano a mano con “su” momento, todos los otros momentos de su existencia misteriosamente perderían de golpe todo su sentido. Que anda por ahí, ¿quién lo duda?, un Francisco Sanctis lastimosamente tironeado por temores y dudas, pero que anda también otro Francisco Sanctis, sabedor de lo que está haciendo, fervoroso y valiente, quien en ciertos momentos suele llevar a rastras al otro, al indeciso, al fatigado, al miedoso”.

El lector que se sumerja en estas páginas, se adentrará en la larga noche de Francisco Sanctis, de cuya resolución dependen las vidas de dos hombres que están por ser secuestrados por militares, en el año 1977. La decisión de involucrarse o no lo conducirá a replantearse su vida entera, desde su juventud militante hasta las elecciones que lo condujeron a una vida doméstica e indiferente a la política. El narrador, a través de su noche hecha de angustiosas vacilaciones, nos meterá en todos los vericuetos de su pensamiento, en todas sus cobardías y miserias y también en sus pequeños corajes y en sus chispazos de conciencia. Es decir, nos pondrá ante la psicología de un hombre común que, despertado de sus falsas creencias, debe enfrentar de pronto a la realidad en su más cruda expresión.

No sé qué es lo que le da vigencia a una obra literaria. Probablemente sea su capacidad para conectarse con las experiencias actuales de la historia y de la vida. En ese sentido, esta novela tiene y seguirá teniendo plena vigencia, ya que muestra lucidamente, a través de una narración bien construida, el vínculo inexorable que hay entre todo ser humano con la historia y la política (con los otros seres humanos), y cómo ese vínculo suele no estar presente en la conciencia, aunque sí en la realidad.

Martin Marchione

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La larga noche de Francisco Sanctis; Humberto Constantini; editorial Tren en movimiento; 175 páginas; $ 250.

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