Cuarentenario con Bruna Stamato

Bruna Stamato militante feminista negra, integrante de la colectiva TeMa (Tertulia de Mujeres Afrolatinoamericanas) y maestranda en estudios políticos y de genero en la UNTREF.

¿Qué estás leyendo y qué tienes en tu lista de lecturas?

Siempre me gustaron los libros y la lectura fue  muy estimulada por mi madre en mi casa. Hoy, casi como una cuestión política, yo doy preferencia a escritoras mujeres y afrodescendientes, y diría que son los libros que componen un 80% de mi biblioteca. 

Lo que ando leyendo ahora es:  Palabras indelebles de poetas negras, de Delia McDonald Woolery y Shirley Campbel Barr, dos poetas afrocostarricenses maravillosas. Fue recién cuando empecé a leer autoras negras, (re)descubrí mi amor por la poesía. También  empecé Jinga de Angola, de Linda M. Heywood, sobre la reina guerrera africana Jinga, soberana del territorio que hoy es conocido como Angola y  gran lideresa en la resistencia a los colonizadores portugueses en el siglo XVII; y Ursula, de Maria Firmina dos Reis, la primera novela brasileña escrita por una mujer negra en Brasil. El libro fue publicado por primera vez en 1859 y es considerado también la novela inaugural de la literatura afrobrasileña. Por último, Memórias da plantaçao, de la artista y escritora afroportuguesa Grada Kilomba, en que ella reflexiona  sobre la naturalización del racismo y la violencia hacia cuerpos afrodescendientes desde los tiempos de colonia, y cómo desarmar esas estructuras tan enraizadas. 

Esta es la lista acotada, porque hay un par de libros más dando vueltas en mi escritorio, que incluyen los libros de referencia para la escritura académica. Siempre leo muchas cosas a la vez, dejo y retomo lecturas todo el tiempo, y voy mezclando libros en portugués y español. De lecturas pendientes, también mi lista es amplia y va creciendo! De literatura argentina, lo primero en mi  lista está la novela de Camila Sosa Villada, Las Malas, y en seguida Um Corpo Negro, de la poeta afrobrasileña Lubi Prates, escritora que a mí me encanta y cuyo libro será publicado en Argentina (espero que pronto!) Me alegra mucho saber que autoras brasileñas, que no son los cánones de siempre, tienen sus obras traducidas al español y son publicadas acá. En el mercado editorial argentino falta muchísima oferta de  literatura producida por autores y autoras afrodescendientes, y en especial brasileñes. Entiendo que en este caso hay una barrera que es el idioma, pero también es una decisión política seguir cerrando los ojos a lo que es producido por quienes no son la hegemonía blanca. 

¿Estás escribiendo? ¿De manera ordenada? ¿Caótica? ¿A través de ejercicios de escritura?

Admiro a quien consigue escribir con disciplina y orden en estos tiempos. Yo sí estoy escribiendo, aunque no tanto como me gustaría, pero de manera caótica y desordenada. Lo que sí fui aprendiendo fue dejar de exigirme tanto para aprovechar el “tiempo libre” en cuarentena para producir, para poner mis cosas al día, y abracé el ocio tanto como pude. Escribí unos relatos cortos, que para mí son un  ejercicio óptimo de escritura en castellano, y empecé a ordenar apuntes para un ensayo para una disciplina de doctorado que cursé el año pasado sobre raza y racismo. Siguen mil cosas pendientes, inclusive un un texto sobre Maryse Conde´, escritora guadalupeña que leí hace poco y es mi nuevo amor literario, para publicar en una publicación digital que enfoca sobre la diáspora afro, proyecto hermoso de una amiga (si no conocen, acá va el dato: https://afrohunting.com/). 

¿En qué proyectos inconclusos o por arrancar estas aprovechando tu tiempo en estos momentos?

Estoy aprovechando para intentar retomar mi vida académica, haciendo lecturas para la tesis y retomando trabajos pendientes de la maestría (en Estudios y Políticas de Género de la UNTREF). Y llevando adelante un proyecto editorial con 3 amigas más, que es la realización de un sueño antiguo, y tenemos muchísimo trabajo que hacer. 

¿Qué sientes que hace el feminismo o el transfeminismo en éste momento por vos, por todes?

En mi caso se mantiene la red de solidaridad y afectos, tanto con amigas como en el ámbito de los espacios de militancia. Aunque sea de manera virtual, nos estamos acompañando como podemos. Es preciso estar alerta, muy alertas, porque la violencia machista obviamente no paró en estos tiempos de aislamiento social. Hay un riesgo muy evidente para muchas mujeres que es tener que estar en casa con sus agresores. Además de la violencia machista, también me preocupa la situación precarizada de muchas compañeras afro, y la xenofobia latente hacia nosotras, las extranjeras. Ya he escuchado un sinnúmero de relatos de compañeras migrantes que tuvieron que lidiar con situaciones de xenofobia por parte de vecines. Lo que yo logro hacer ahora, dentro de mis límites (que también son emocionales) es mantener activa esas redes de cuidado.

Además, en relación a la práctica activista, en este marco de la cuarentena tuve una experiencia bastante interesante que fue participar de una charla virtual con compañeras de otros países de América Latina, Colombia, Chile y Perú. La propuesta era reflexionar sobre los retos del feminismo en la región, y me gusta mucho tener ese tipo de intercambio, me nutre muchísimo aprender con otras experiencias y otros procesos. Lo veo como fundamental para seguir tejiendo redes y construyendo mi propio activismo. 

Trata de poner en palabras que gestualidades y sensaciones te ha generado y te está generando lo que va de esta cuarentena…

Miedo, angustia y ansiedad son algunas de las sensaciones más presentes estos últimos días. Siento los nudos en mi espalda y a veces un desánimo que no me dan las  ganas de levantarme de la cama o del sillón. También hay placer en pequeñas conquista cotidianas, como cuando consigo concentrarme algunas horas para leer o cuando hablo con amgiues que no veía hace mucho. La otra manera que encontré para transitar esos días fue tratar de calmar la mente con meditación (que nunca había podido hacer antes)  y mantener el cuerpo en movimiento a través principalmente de la reconexión con mis ancestralidad afro, haciendo por ejemplo clases de danza afro por instagram o practicando movimientos de capoeira. Cuando logro que mi energía se renueve, es una sensación muy increíble, me apacigua y me da una sensación de esperanza que para mí es muy importante. 

¿Qué pensas de la relación que tiene el escribir o leer, generalmente encerrade o en soledad, y la cuarentena?

Son procesos solitarios y de profunda conexión con une misme. Yo en general me llevo bien con la soledad y el silencio, los necesitos para concentrarme, pero es muy distinto cuando es una elección y cuando es una imposición social por una situación que escapa completamente de nuestro control. En la soledad, y también en este aislamiento social, no hay manera de escaparse de une misme, de evadir(se), de no mirarse para el interior. Pienso en las miles de cosas y actividades que vamos sumando en nuestras vidas para escapar de este contacto más íntimo con nosotres, la (auto) obligación de estar siempre productivos, y no tener que lidiar con angustias. Encerrades en casa, no hay escapatoria. Para mí, escribir  es parte de un proceso de desnudarme, de compartir sentimientos y reflexiones más profundas, de mostrarme vulnerable ante desconocides. Es vivir plenamente las angustias del proceso y, al hacer público el texto, ya algo ha cambiado en mí. Un poco como imagino que será después de la cuarentena: cuánto saldremos cambiades de todo esto? Más aún, cúanto ya estamos cambiades ahora mismo? Y cómo lidiar con este “nuevo” yo?

¿Por qué es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo?

Tal vez porque seamos bastante fatalistas y estamos viviendo tiempos sombríos, dudosos, enfrentando una realidad que  no dominamos completamente, que no sabemos bien cómo lidiar. De alguna manera, tal vez sea el fin del mundo como lo conocíamos hasta acá. Para muches de nosotres, de mi generación, es la primera vez que vemos el mundo parar de esta manera tan masiva y puedo ser un poco espeluznante. Además, el capitalismo como sistema económico dominante, está tan profundamente arraigado en nuestra sociedad, en nuestra manera de ver y entender el mundo, que podemos llegar a creer que no existe otro mundo posible. Para muchas personas, incluso, no habría otra manera de organización económica, política, social, que no tuviera como base el capitalismo. Hay aquellos que creen que el sistema es exitoso. Lo asombroso es que esas mismas personas no son las dueñas del capital, jamás formarán parte de quienes detentan los medios de producción, pero son quienes también ayudan a sostenerlo por una idea falsa de que es posible alcanzar ese lugar de riqueza con trabajo (la falacia de la meritocracia).

El sistema es un triunfo para el 1% de la población que acumula el 82% de la riqueza mundial. Cómo puede eso ser un éxito? Cómo puede ser un éxito un sistema que se expandió y se fortaleció con la trata esclavista de África hacia las Américas, con el genocidio de pueblos originarios, con la expoliación de recursos naturales durante tantos siglos? Que se sigue sosteniendo en base a la explotación del trabajo de millares y millares de personas, que para seguir funcionando necesita una masa de gente excluida y marginalizada, que destruye el planeta de forma tan violenta? Es un sistema que sigue sosteniéndose también amparado en otras estructuras opresivas que se retroalimentan:  el racismo, el patriarcado, la LGBTfobia, la xenofobia. Nos falta muchísima conciencia para desnaturalizar todo eso, y para entender que necesitamos con urgencia pensar en una salida colectiva para el momento que vivimos, aunque pueda a veces parecer una idea romántica o ingenua. 

Hace poco leí una entrevista de Ailton Krenak, ambientalista brasileño y líder indígena, en la que habla sobre la pandemia como una respuesta del planeta a cómo venimos consumiendo los recursos, y hace hincapié en la importancia de reflexionar y cambiar nuestros hábitos como sociedad. Me parece un buen momento para eso, en especial aquellxs de nosotrxs que tenemos privilegios y ventajas sociales que nos permiten hacerlo. Cómo podemos desde nuestros lugares aportar para el cambio? Ese es nuestro desafío. 

Una respuesta a «Cuarentenario con Bruna Stamato»

  1. Muy interesante intervención, me acerca a los mismos sentimientos. Es una lectura necesaria en estos días. Muchas gracias!

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