Uno de los fenómenos que estamos viviendo es un fenómeno de gran confusión. Y esa confusión encuentra reflejo en el lenguaje, en las palabras con las que pensamos o con las que nos piensan. Sobre todo, con las más problemáticas de las palabras: esos sustantivos abstractos que intentan fijar valores y modos de vida. Dos de esas palabras, quizás, son el núcleo de la construcción política de esta gran confusión: la justicia y la libertad. Una librería es un comercio (intercambio) de palabras. El libro que hoy ofrecemos es un estudio sobre la dimensión ideológica del lenguaje, y su tesis consiste en aseverar que la lengua es un espacio conflictivo de apropiación de los sentidos del mundo.
¿Cómo explicar que la justicia y la libertad sean el padecimiento de millones de personas, cuando son los valores más positivos a través de los cuales alguien puede vivir? Quizás, esas palabras han sido las trampas lingüísticas con que se está forjando un sistema que excluye a esas millones de personas. Por un lado, la apropiación del sentido de esas palabras; por el otro, la identificación de millones de personas con ellas, cuyos sentidos ciertamente las expulsa. Este libro, no pensado para este contexto, arroja sin embargo luz sobre él.
Se titula El dios de los ladrones, y ello debido a que Hermes era, además del dios de los ladrones, un dios del lenguaje, lo que sugiere que la apropiación de los sentidos de las palabras puede ser un acto de robo. El paralelismo con nuestro contexto es pavoroso: se han robado los sentidos de la libertad y de la justicia, y han dejado huérfanas millones de conciencias que hoy buscan entender su situación.
Les dejamos, pues, este estudio sobre la dimensión ideológica de las palabras, de cómo al interior de ellas hay un mundo de conflictos y de trampas que es preciso conocer.
Martin Marchione



