Si pensás en todas las lecturas de tu año, ¿cuál fue la más significativa? Nos hicimos esta pregunta para intentar responder cuál fue nuestro (o nuestros) libros del año. Después de mucho pensarlo, llegamos a esta elección de libros del 2025 que hicimos Adriana Mendoza, Brenchx, Damián Cabeza, Camila Delía, Martín Marchione y Anshi Moran.
En algunos casos fue difícil quedarnos solo con uno así que elegimos dos o tres, porque los libros que pasan por nuestras manos son muchos y muy diversos, en esta nota te contamos un poco de cada uno. Para más recomendaciones, te esperamos en La Libre <3.
La voracidad lectora y romántica, por Brenchx
Si bien Guri de Osvaldo Bossi no es una novedad ya que fue publicado por La mariposa y la iguana en el 2023, me acompaña siempre cuando quiero sonreír. Es un libro para buscar dentro de la poesía el flash del amor correspondido, amoroso, tierno, pasional y bien entonado.
Fauna / Desplazamientos de Mario Levrero (Random House) son dos novelas en un solo libro donde podés entrar al mundo de este autor desde un lugar lúdico y parapsicológico. Es descomunal. Dos novelas que las leés es una noche.
En Vaenrao de V. V. Fisher (De Parado), el autor cuenta una historia autoficcional de un amor adolescente lésbico de los años ochenta. A través de una voz en primera persona, entretejiendo las cartas que se mandan las protagonistas, nos vamos enterando de ese descubrir del primer amor. Es un libro que se puede leer a dúo, de hecho recomiendo hacerlo.
No es tu espectáculo, es nuestra disidencia de Fiordi Bakeneko LaBeija, publicado por Puntos Suspensivos Ediciones es un ensayo en el cual aprendí de la cultura de ballroom, de nuestro país especialmente en la escena de Buenos Aires. Este libro nos da un paseo por el poder de la sexualidad junto a los inicios raciales y trans del Ballroom, una combinación que amé.

Pasión por los libros y los espías uruguayos, por Damián Cabeza
Mis dos libros del año tienen que ver con dos de mis pasiones: una son los libros y todo lo que tiene que ver con ellos y la otra es mi pasión por el escritor Felisberto Hernandez, maestro del cuento rioplatense.
El primero es La biblioteca del censor de libros (Fiordo), de la escritora kuwaití Bothayna Al-Essa. Se trata de una distopía donde un régimen totalitario criminaliza la imaginación. Para ello, cuentan con un departamento encargado de censurar obras que desafían la lógica o los valores del régimen; por ejemplo, prohíben La metamorfosis porque «contradice la lógica» o Frankenstein por «injuriar al ser divino». La historia sigue a un censor novato que empieza a cuestionarse el sistema. Es una lectura ágil, cargada de referencias a clásicos como Zorba el griego, 1984 y Alicia en el país de las maravillas.
Mi niñera de la KGB (Lumen) es la investigación que hizo Laura Ramos al enterarse que María Luisa, su niñera, era una importante espía soviética. Laura cruzó el mundo tras los pasos de África de las Heras, su verdadero nombre. Es un libro atrapante que ilustra una vida que se cruzó con gran parte de la intelectualidad Uruguaya de mediados del siglo XX. María Luisa se casó con Felisberto para lograr la ciudadanía uruguaya y operar desde allí, Montevideo en esa época, según decían, era un nido de espías. Pero no todo es Uruguay, María Luisa, África o Patria (su nombre clave) tuvo mucho que ver en el asesinato de Trotsky y estuvo involucrada en muchas operaciones importantes.

Cohete a la distopía cumbiera y al placer, por Camila Delía
Elijo tres libros que me acompañaron y me ayudaron a pensar en otras claves, a huir hacia distopías andinas de cumbia y neón y a reencontrarme con el placer de un clásico. También, tres libros que me cansé de recomendar apasionadamente.
La Santita, de Mafe Moscoso. Escritora ecuatoriana que compone, a través de siete cuentos, un universo propio a las cosmologías andinas, profundamente poético y musical. Tiene una cadencia, un ritmo al narrar tan singular que lo hace un libro muy especial. Una joya absoluta, prologada por Mariana Enriquez y editada por Consonni.
Ciencia ficción capitalista, de Michel Nieva. Se presentó a fines del año pasado acá mismo, en La Libre, y fue de los primeros libros que leí este año. Ensayos breves que mapean el vínculo entre la ciencia ficción y los sueños desaforados del capitalismo, pero que también introducen fantasías políticas que alimentan —creo— esa usina de ideas que necesitamos en estos tiempos. (Favorito: la recuperación de la Internacional Galáctica del Posadismo). Editado por Anagrama, en un formato plateado, una bellecita.
El clásico atrasado. Todxs tenemos una lista de clásicos no leídos, y cuando llega el momento avanzamos sobre ella. Este año, para mí, fue la reedición de Fiordo de Los galgos, los galgos. QUÉ LIBRO. Así, con mayúsculas. De esos que al terminarlos te hacen entender por qué son clásicos. Increíble Sara Gallardo.

Lecturas que movilizan, por Martín Marchione
La lectura no siempre fue individual y privada. Pasaron siglos hasta que se practicara como se practica. El protagonista de la novela El lector a domicilio de Fabio Morábito (Gog y Magog), que debe expiar una culpa que no se explicita, cumple una labor social de lectura a domicilio. Este ejercicio de lectura le es ajeno hasta que, un día, unos versos le devuelven su capacidad de comprender y su empatía. Este acto casi milagroso abre para él las compuertas de los libros y le devuelve a la lectura su significación esencialmente social y colectiva.

Leer cualquier género poéticamente, por Adriana Mendoza
El monte de las furias (Random House), de Fernanda Trías, como un salto a la belleza, a la montaña, a lo onírico, al lenguaje con significados casi indecibles.
Sombra terrible (AZ), de Marcelo Acevedo (comp.), como un puñado de regalos inesperados, relatos que nos demuestran que las escrituras góticas del Río de la Plata tienen toda la extrañeza, los momentos retorcidos fascinantes y atrapantes que necesitamos.
Las gemelas, el sueño (Rara Avis Editorial), de Le Guin & Bellessi, como ese susurro poético, de la amistad y del sentido de la traducción que necesitamos todxs en nuestras manos. Librazo al que volver, una y otra, y otra vez.
Nada en estos tres libros se parece en géneros, siendo esto lo menos importante. Solo sí, háganse un favor, léanlos.

Autoras latinoamericanas y espectuaculares, por Anshi Moran
Clara y confusa (Anagrama), de Cynthia Rimnsky, fue una de mis primeras lecturas del año cuando estaba en un momento de incertidumbre y de hacerme muchas preguntas sin respuesta (¿cuándo no?). Esta es una novela atrapante y divertida me permitió relajar la imaginación un rato sin dejar de reflexionar acerca de dónde está el arte en nuestras vidas. Una simple gotera puede dar inicio a una reflexión profunda sobre dos grandes temas: el arte contemporáneo y el amor, con unos personajes y situaciones conocidos pero extraños. Divertidísima.
Noches de adrenalina, de Carmen Ollé. Apenas lo leí supe que sería mi libro del año. Para empezar, no conocía a la autora, una poeta peruana perteneciente a la generación del 70 junto a Blanca Varela, y ahora necesito que todxs la conozcan.
Este poemario de 1981, reeditado en Argentina por Nebliplateada, es una operación autoral clave en la poesía latinoamericana escrita por mujeres; Ollé se ubica en continuidad con Agustini, Storni y Mistral, alejadas en el tiempo pero cercanas a ella en la valentía y el deseo. Las referencias a la tradición literaria y ensayística son exquisitas: la autora desde el inicio reclama para ella un cuarto propio (Woolf) como un lugar en la literatura. La escritura experimental por momentos se revela como un homenaje a la tirada de dados de Mallarmé, los límites de la legibilidad de Beckett, las nuevas perspectivas de Faulkner. Incluso coquetea con la poesía visual o la inclusión de un momento teatral.
Noches de adrenalina podría leerse como un único y extenso poema donde la autora se planta con una afirmación categórica: “Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque / cardíaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen / nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada”. Al igual que Dante en las puertas del infierno, la autora se reconoce en la mitad del camino de su vida y descubre que los sueños, las ilusiones, los desengaños siguen siendo los mismos en Perú o en París o Menorca, solo que con un cuerpo que va menguando en juventud. La ciudad, la migración, la belleza femenina son algunos de los temas que explora sin ser trivial. Imperdible.


